En un mundo empresarial cada vez más globalizado, proteger la innovación más allá de las fronteras nacionales se ha convertido en una necesidad estratégica. Muchas startups, centros de investigación y grandes corporaciones entienden que el valor de una invención no se limita al país de origen, especialmente cuando el mercado potencial o los competidores se encuentran en el exterior.
Patentar en el extranjero no es solo una opción para las grandes multinacionales. Es una herramienta clave para consolidar el crecimiento, blindar la inversión en I+D y obtener ventaja competitiva. No obstante, este proceso también está lleno de complejidades, costes ocultos y decisiones críticas que pueden determinar el éxito o fracaso de una estrategia internacional de propiedad industrial.
En Jesana IP pretendemos ofrecerte una guía clara sobre las principales oportunidades y trampas del sistema internacional de patentes, para que inventores, emprendedores y responsables de innovación puedan tomar decisiones informadas.
¿Por qué patentar fuera de tu país?
La protección internacional de patentes no se concede de forma automática. Una patente concedida en España, por ejemplo, no tiene validez en Francia, Estados Unidos o China. Cada país o región tiene su propia legislación y procedimientos.
Razones clave para patentar en el extranjero
- Acceder a nuevos mercados: proteger tu invención en los países donde pretendes vender tu productos o servicio.
- Frenar a la competencia: evitar que terceros registren o copien tu tecnología en territorios clave.
- Atraer inversión: los inversores valoran positivamente las invenciones protegidas en mercados relevantes.
- Licenciar tecnología: una patente extranjera puede abrir la puerta a acuerdos de licencia con empresas locales.
- Incrementar el valor intangible de la empresa: las patentes son activos valiosos en procesos de adquisición, fusiones o valoración de la compañía.
El Convenio de París y la prioridad internacional
Una de las primeras decisiones que hay que tomar es cuándo extender la solicitud de patente a otros países. Para ello, entra en juego el llamado Convenio de París (1883), que otorga al solicitante un plazo de 12 meses desde la fecha de presentación de la solicitud nacional para extenderla a otros países firmantes del acuerdo, manteniendo la fecha original como “fecha de prioridad”. Este periodo es clave porque:
- Permite ganar tiempo para estudiar el mercado y preparar la extensión.
- Mantiene la novedad de la invención, imprescindible para que sea patentable.
- Da margen para buscar financiación, socios o validar comercialmente el producto.
No aprovechar este plazo puede suponer la pérdida de la novedad a nivel internacional, haciendo imposible la protección fuera del país de origen.
Sistema PCT: la vía unificada para múltiples países
Una de las herramientas más utilizadas para patentar en el extranjero es el Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), gestionado por la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual). Este sistema permite presentar una única solicitud internacional que tiene efectos en más de 150 países miembros.
Ventajas del PCT:
- Simplifica el proceso inicial. Una sola solicitud, un único idioma y un pago unificado.
- Otorga hasta 30 o 31 meses (dependiendo del país) desde la prioridad para decidir en qué países se quiere entrar en la fase nacional.
- Incluye un informe de búsqueda internacional que permite valorar el potencial de la patente antes de incurrir en costes mayores.
- Facilita la planificación financiera y estratégica.
Trampa habitual; pensar que el PCT otorga una patente internacional
El PCT no concede patentes en sí mismo. Es un mecanismo que aplaza el proceso de presentación nacional en cada país, pero finalmente hay que entrar en la llamada fase nacional o regional en cada jurisdicción deseada, con sus respectivos idiomas, tasas, traductores y exigencias legales.
Regímenes regionales: Europa, África, Eurasia y otros
Además del PCT, existen sistemas regionales de patentes que permiten proteger una invención en varios países a la vez mediante una sola solicitud.
- Patente Europea (OEP): permite protección en hasta 39 países europeos. Una vez concedida, debe validarse país por país (aunque el sistema de patente unitaria simplificará este paso en el futuro).
- ARIPO y OAPI: para África oriental y occidental, respectivamente.
- EAPO: cubre varios países de Eurasia.
Estas vías pueden suponer un ahorro de costes frente a presentaciones individuales, pero también requieren estudio previo para evitar errores.
Trampas frecuentes al patentar internacionalmente
a) Subestimar los costes totales:
El coste de patentar en múltiples países se multiplica rápidamente. Entre traducciones, tasas oficiales, honorarios de agentes locales y mantenimiento anual, proteger una invención en 5 o más países puede superar fácilmente los 50.000 euros a lo largo de su vida útil.
b) No hacer un análisis de patentabilidad internacional:
Una invención puede ser patentable en un país y no en otro, según los criterios locales de novedad, actividad inventiva y aplicación industrial.
c) Elegir mal los territorios:
No todos los países tienen el mismo interés estratégico. Es mejor seleccionar bien los mercados clave que intentar cubrir el mundo sin una estrategia clara.
d) Ignorar las diferencias jurídicas:
Algunos países no aceptan software, métodos de negocio o invenciones médicas. Otros exigen un examen más riguroso o tienen procedimientos administrativos más lentos o costosos.
Buenas prácticas para una estrategia internacional de patentes
- Realiza un análisis previo del estado del arte para verificar la novedad internacional.
- Prioriza países según tu modelo de negocio, presencia de competidores, mercado potencial y capacidad de defensa legal.
- Consulta con agentes especializados en propiedad industrial con experiencia internacional.
- Aprovecha ayudas y subvenciones públicas o programas europeos para financiar la extensión internacional.
- Coordina la estrategia de patentes con la estrategia comercial y de expansión internacional.
Patentar en el extranjero ofrece oportunidades invaluables para escalar la innovación, proteger la inversión y abrir nuevas puertas de negocio. Sin embargo, también implica riesgos, costes y decisiones complejas que deben abordarse con estrategia y conocimiento. En un ecosistema cada vez más competitivo y veloz, las patentes internacionales no solo protegen: construyen futuro.