El Convenio de la Patente Europea (CPE) adoptado tras la conferencia de Múnich en 1973 se plasmó en un tratado internacional al que España se adhirió en octubre de 1986. Desde ese mismo momento hasta hoy en día, en España cualquier persona natural o jurídica puede solicitar una Patente Europea.
Fue a partir de ese Convenio cuando tomó forma la Organización Europea de Patentes, fruto de la voluntad colectiva de los países miembros de establecer un sistema uniforme de patentes para Europa. Posteriormente, con el auge de la Unión Europea, las cosas se fueron facilitando todavía más.
De la gestión de cada solicitud y concesión se encarga la Oficina Europea de Patentes, aunque en España también se puede solicitar la Patente Europea a través de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM).
A tener en cuenta sobre los derechos
Es importante señalar algunos aspectos sobre quién puede acceder a esos derechos que conlleva contar con una patente europea en casos muy concretos como los siguientes:
- Una solicitud puede ser presentada por varios solicitantes de manera conjunta.
- El derecho de Patente Europea pertenece al propio inventor o, si los hubiese, sus causahabientes. En el caso de que el inventor sea empleador del solicitante, se debe acudir a la legislación del Estado en el que se ejerza la actividad por parte del empleado.
- Si una misma invención es realizada por más de una persona de forma totalmente independiente, el derecho siempre pertenecerá a aquel que haya hecho la solicitud con la fecha anterior siempre y cuando haya sido publicada.
¿Por qué puede ser interesante su obtención?
Facilita y agiliza mucho la tarea si pretendemos comercializar un producto fuera de las fronteras nacionales, en territorio europeo. Empresas competidoras se verán imposibilitadas a la hora de entrar con un producto en ciertos lugares estratégicos. Obtener un monopolio sobre un producto en un país es una clara ventaja competitiva y, por eso, es importante eliminar al máximo las barreras existentes en términos burocráticos o administrativos. Además, tendremos la tranquilidad de que nadie se va a aprovechar de una invención propia.
Requisitos para la concesión de patentes
Básicamente, los requisitos para poder obtener una patente son tres: que tengan aplicación industrial (diseños industriales), que impliquen actividad inventiva (invenciones) y que supongan una novedad a nivel técnico o tecnológico. De esta manera, en la Ley de Patentes se dejan de lado, por ejemplo, los programas informáticos o software. Sin embargo, se puede acudir a la Propiedad Intelectual para proteger este tipo de invenciones.
Solicitud de patente europea
Una solicitud de patente europea se puede presentar de forma electrónica, presencial, por correo o por fax. ¿Dónde? Presentándose en persona o enviando la documentación a una oficina de la OEP (están en Berlín, la Haya y Múnich) o en las oficinas nacionales de los estados miembros de la Unión Europea adheridos al Convenio Europeo.
El procedimiento de solicitud, para su tramitación, debe incluir un texto descriptivo, una traducción del texto al inglés, alemán o francés si está en otro idioma e identificar el solicitante e inventor, además del pago de las tasas oficiales para una patente europea, que debe hacerse en los 6 meses posteriores a la publicación de la patente. En algunos casos muy concretos, se exige alguna documentación adicional.
Las patentes europeas se publican 18 meses después de la presentación de la solicitud. Una vez concedida la patente, el solicitante debe realizar el procedimiento de validación en cada uno de los países correspondientes en los que se desea tener los derechos de protección de las invenciones. De esta manera, podemos saltarnos el paso de solicitar una patente nacional una por una.